Te extrañé tanto que el amor se hizo tristeza y al final me dio pena. Entonces fumé para olvidarte, pero me terminé asqueando y a vos encima no te olvidé.

Después de reírme mil veces de mi vieja cuando decía que el té cura todos los males, me hice fan del té de peperina, que es más raro que extrañarte a vos, que no me querés de la manera que yo quiero que me quieras y que me dejás más resaca que el porro. Me quedo con el té.

Porque es mentira que no me querés ni un poquito, querer, me querés, pero con una palmadita en el hombro plan colega, amiga. Yo me sulfuro, en un huracán de furia porque tengo el orgullo herido y me gustaría decirte que te metas la palmada en el culo. Pero no querer no es culpa de nadie, hasta yo y mi tormenta de ego lo entienden.

¡Cómo no me vas a querer si yo te quiero tanto que eché a la perra de la cama!